Bocairent

            

  di Biagio Calderano

 

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LAS PROCESIONES DE SAN BLAS

 El próximo 3 de febrero del 2010 será la sexta vez que asisto a la fiesta de S. Blai en Bocairent.

 Es una fiesta bellísima.

 Muchos han escrito páginas de auténtica maravilla y por eso me eximo de añadir más elogios, merecidos, a la que ha sido declarada fiesta de interés internacional.  Me gustaría, en cambio, hacer una reflexión y una comparación entre la procesión de Bocairent y la de Maratea.

 La "creencia" es única: San Blas.

 Bocairent 3 de febrero. Al atardecer pasan por la plaza del Ayuntamiento millares de personas, y muchísimos llevan los vestidos bellísimos y multicolores de las varias "filas", precedidos por capitánes decididos y alféreces resueltos; todos van a la iglesia ubicada en la parte alta del pueblo que conserva la reliquia y la sagrada efigie del Santo Protector. Un destello de flashes inmortaliza a las familias y a los amigos delante del Santo; la felicidad trasluce de sus rostros, después de la larga espera pueden ser por fin fotografiados. Uno se siente como si todo el mundo estuviese diciendo "gracias San Blas, también este año estamos contigo; ha pasado otro año y todavía estamos vivos, y felices de estar en tu fiesta." La llamada del maestro de ceremonias que invita a las "filas" a comenzar la procesión, acompañadas por los extenuantes, repetitivos y cadenciosos golpes de tambor, permite lentamente vaciar la iglesia y consiente a quien todavía no lo ha hecho poderse hacer fotografiar. Salen de la Iglesia por últimos los Capitanes y sus sucesores, seguidos por la teca con la reliquia y la estatua del Santo. En el camino son muchas las invocaciones a San Blas pero la llegada a la plaza de todos los participantes, a la débil luz de las velas, crea una atmósfera emocionante, y el grito unánime "Vitol al patron San Blai" es una descarga de adrenalina para quien como yo está acostumbrado a invocaciones religiosas muy diferentes. Si además se tiene la suerte de poder regresar a la Iglesia, como he podido hacer siempre, junto con el Santo, y de escuchar el canto de sincera gratitud y la invocación final de todo el pueblo, uno se carga realmente de una emoción tan fuerte que le queda hasta el año siguiente.

 La Basílica de San Blas en Maratea, donde se custodian las reliquias del tórax del Santo, está situada en un monte alto unos 610 m.. Hasta el 1806, año en que los franceses invadieron el Sur de Italia, el pueblo estuvo encaramado en aquel monte y era vivo y vital; luego, la destrucción de las casas por parte del General francés Lamarque obligó los Marateotas a abandonar definitivamente aquel lugar, aunque ya desde alrededor del 1300 empezaba a nacer poco a poco el pueblo actual.  En efecto en el año1676, un grupo de bandoleros, llegados por mar, atacó a los habitantes de este Pueblo naciente y después de una cruenta batalla murieron. Los Marateotas de abajo, del Pueblo, quisieron oficiar una procesión votiva con la Estatua de San Blas por haber sido protegidos por el Santo en la batalla. El año siguiente la procesión fue repetida; y aún hoy, después de 333 años, se sigue repitiendo nuestra procesión de San Blas.  Fue en el año 1781 que el Obispo codificó la actual procesión, imponiendo que la Estatua de plata fuese bajada el jueves de la Basílica al Pueblo y regresada el domingo siguiente (2° domingo de mayo) de forma estrechamente privada, cubierta con una tela; y que el sacerdote que la acompañase no habría debido llevar ningún hábito de ceremonia, comprometiéndose el alcalde con un documento escrito a que la  Estatua fuese devuelta antes de las 12 a.m. del domingo.

 Las dos procesiones son muy diferentes pero cada pueblo tiene sus propias tradiciones.

 En Maratea San Blas es considerado el Protector Abogado, que le patrocina a Dios nuestras solicitudes; es el Santo que hace los milagros.

 Todos sienten veneración hacia este Santo, hasta aquéllos que se declaran  "no creyentes" hablan de él con circunspección y veladamente.

 Los Marateotas siguen a pie al Santo por el camino de mulas y, a menudo, quien pide una gracia particular camina descalzo, despreocupado de las piedras por el camino inaccesible y cantando el rosario.

 Por fin el jueves, cuando San Blas baja del "Castillo", la Estatua llega a las puertas del pueblo; siempre hay una gran muchedumbre que espera, mientras que la gente alegre, se acerca y saluda a las personas con caras nuevas, que hablan nuestro dialecto con acento o francés, o español o inglés: ¡son los Marateotas que han emigrado y que han regresado de países lejanos para estar en la fiesta, contentos de quedarse algunos días con los parientes y los amigos de su infancia!

 Policías en uniforme de gala, con las espadas, esperan con el Cura, el Alcalde y todas las autoridades, civiles y militares la llegada de la Estatua: entre los árboles se vislumbra la Estatua cubierta de rojo, un murmullo se difunde entre la muchedumbre: San Blas está llegando y enseguida nos amontonamos al pedestal donde será depuesta la estatua.

 Un funzionario se acerca a la estatua para quitar la tela que cubre el Santo: el silencio desciende repentino entre todos los presentes, y a medida que la plata de la estatua empieza a verse entre los pliegues de la cobertura, la gente no aparta la mirada de aquella efigie: los ojos se llenan de lágrimas. Se llora porque una persona amada ya no está más con nosotros o porque ha emigrado a otro país, o porque puede que esté enferma; cuantas lágrimas se han derramado especialmente cuando, podemos admirar a San Blas en todo su esplendor;

cuantos dramas, cuantas tragedias han sido revividas por la gente en aquellos pocos minutos antes del descubrimiento, todos comunicados a San Blas porque como nuestro protector pudiese intervenir de manera positiva; y todas las invocaciones, silenciosas y serenas de un pueblo orgulloso de tener y a mucha honra a un Protector tan grande, se concluyen con una única invocación: ¡Oih San Bià! , (Ay San Blas!). Nunca escenas de histerismo caracterizan nuestros ruegos silenciosos al Santo; nunca nadie pregunta al vecino, al amigo, al conocido por qué camina descalzo o por qué llora o cuál drama lo aflige: la relación con San Blas es tan íntima que nadie puede o tiene que entrometerse en esos momentos de carácter sagrado.

 Los ojos de los presentes brillantes de llanto hacen emocionar también a los más escépticos.

 Un momento de conmoción general, la marcha de la banda musical y los fuegos pirotécnicos son las señales que la Fiesta ha comenzado y que San Blas está en Maratea, que todavía nos protege y que todavía podemos contar con Él.

 La sonrisa vuelve en todos los presentes especialmente cuando el Alcalde cuelga de la Estatua las Llaves de la Ciudad, como a sancionar ulteriormente la total confianza de nuestro pueblo en San Blas.

 La fiesta sigue su curso religioso clásico, y el sábado la procesión se desata por las calles del pueblo con una banda musical que entona marchas vagamente militares, típicas del Sur de Italia.

 El domingo inicia el ritual de cobertura de la Estatua y una riada de gente sube al "Castillo" tras el argénteo simulacro; antes de la llegada a la Iglesia se repite una vez más la función del descubrimiento, pero con un tono más modesto: las plegarias y las peticiones ya han sido hechas al Santo y ahora con seráfica calma se espera la "voluntad" de San Blas.

 Quizás la procesión Marateota es casi un pedir con insistencia al Santo gracias y milagros, pero creo que se justifique por las continuas vejaciones que mi pueblo ha padecido durante muchos siglos: Enotrios, Lucanos, Griegos, Romanos, Sarracenos, Normandos, Angevinos, Aragoneses, Franceses, Borbones y por último, y desde luego los peores, en el 1860, los Piemonteses que con la auréola de la unificación de Italia, destruyeron el Sur, provocando el nacimiento de insurrecciones que eran reprimidas al nacer, con la sangre de los revolucionarios y, lo peor, masacrando o matando a sus parientes: mujeres, ancianos y niños.

 Bocairent: la procesión engastada en una explosión de colores y fe.

Maratea: la procesión como petición de un vivir mejor. 

 

EL CULTO DE SAN BLAS

El más antiguo testimonio del culto de San Blas y del poder que se le otorga contra los dolores de garganta nos la proporciona uno de los médicos más famosos existidos hacia la mitad del siglo VI°: Aezio de Amida.  Éste en la obra médica titulada Tetrabiblion relata no sólo acerca de las curas médicas propiamente dichas sino también acerca de otros metodo de uso en la práctica terapéutica común y aceptados por la ciencia oficial.  En el párrafo en donde trata acerca de las “espinas tragadas y clavadas en las amígdalas” después de haber expuesto los varios remedios para la cura, alude a la potencia de San Blas en estos términos: “se toque la garganta del paciente y se diga: como Jesús hizo salir a Lázaro del sepulcro y a Jonás del vientre del cetáceo, así tú también hueso o esquirla; San Blas mártir y siervo de Cristo te ordena: sal o desciende”.

De esta noticia, dada hacia la mitad del siglo VI°, se puede argüir que el culto de San Blas era ya practicado desde hace por lo menos 50 años.  Por lo tanto se puede concluir, siempre con las debidas precauciones, que al final del siglo V° San Blas era venerado e invocado en Oriente.

En los siglos siguientes, VIII-IX, textos antiguos relatan de una iglesia dedicada a San Blas en Constantinopla, situada en el barrio llamado Tà Miltiàdu, cerca de la iglesia de San Felipe apóstol; nos transmiten numerosos himnos en honor del Santo y un anónimo inglés del 1190 alude a la existencia de otra iglesia en Constantinopla dedicada al Santo: “In loco qui vocatur Zegma sunt plures ecclesiae: una sancti Stephani et alia Sancti Blasii” (En un sitio llamado Zegma hay muchas Iglesias: una de San Esteban y otra de San Blas).

Además, un peregrino ruso, Antonio de Novgorod, afirma haber visto en el 1200 reliquias de San Blas en el monasterio de Pantocrator: “En el convento de Caloja, dice, se encuentran las reliquias y la cabeza de San Blas y las de otros santos.”

Del Oriente el culto pasó a Italia entre el siglo VIII° y el siglo IX°, y se difundió rápidamente en todas las regiones, atravesando las fronteras italianas y extendiéndose en todo el Occidente, superando notablemente en lo que se refiere a las solemnidades y a las manifestaciones populares al Oriente.

El 732 d.c. es el año en que las Reliquias de San Blas, el Sagrado Tórax, “reliquie ex ossibus” llegan a Italia, a Maratea, e inicia la difusión del culto de San Blas en Occidente.

El nombre Blas corresponde al griego “Vlasios” que deriva del verbo “Vlastano” que significa “brotar”, “germinar”, “venir fuera”, por lo tanto, “Vlasios” equivale a “brote”. En tal sentido se encuentran alusiones en los himnos griegos en honor del Santo.  Pero hay que decir que el nombre Blas no es muy usado en el Oriente Bizantino y lo era menos al tiempo de Blas.  Mucho más difuso en Occidente en el que, además de ser un nombre proprio, ha sido adoptado con varias flexiones para designar los apellidos.

En cada región de Italia y Europa se erigen iglesias, santuarios, capillas, altares en honor del Santo, hasta se le dedican monasterios al mártir de Sebaste.

En algunas regiones del Oriente Próximo: Macedonia, Rumanía, Grecia y en los países eslavos todavía existe la costumbre de hacer bendecir, en el día de la fiesta de San Blas, un puñado de cereales que luego son mezclados con los demás destinados a la siembra para asegurarles la germinación y una buena cosecha.

Otra costumbre en muchos países europeos es la de bendecir y comer panecillos especiales envasados de varias formas que aluden a las varias partes del cuerpo de la cuales se desea la protección y la curación.

El culto de los Santos no se manifiesta solamente con la liturgia, con las tradiciones populares  y con la literatura sino también con el arte.  Con el comienzo del culto a San Blas también se empezó a re presentar con el arte figurativo el Santo y los varios episodios contados en su “Passio”.  Pero las más antiguas representaciones que nos han llegado se remontan al siglo X°.

El Santo es retratado solo o con otros santos, vestido con las insígnias episcopales, a menudo con el libro en la mano o con los otros atributos específicos, es decir con las velas cruzadas, con el jarrón de las medicinas; en los países germánicos y escandínavos con el cuerno de caza por una fortuita conexión del nombre Blasius con el verbo alemán “blasen” que significa soplar. De aquí deriva el patronato que le ha sido confiado a San Blas de los músicos de instrumentos de viento y por extensión también de los vientos.

Las representaciones del Santo con una especie de rastrillo en la mano son frecuentes, evidente alusión a los peines de hierro con los que, se dice, su cuerpo ha sido lacerado.  Este episodio de su vida ha dado la ocasión a los cardadores de lana, a los colchoneros, a los encargados de la industria textil para elegirlo como su protector.

Como el culto de San Blas se extiende en todas las partes de la cristiandad, lo mismo ha ocurrido con las obras de arte que conciernen al Santo. Mosaicos, pinturas, esculturas, telas, miniaturas, relicarios se encuentran en varias Iglesias y museos tanto en Italia como en el extranjero.

En Italia más de 120 pueblos han adoptado a San Blas como protector, mientras que en España es patrón de:

Abadiano (Vizcaya), Almonacid del Marquesado (Cuenca, Castilla-La-Mancha); Aracena (Huelva, Andalucía), Bejis (Castellón), Bocairent (Valencia), Cádiar (Granada, Andalucía), Caracuel de Calatrava (Ciudad Real), Dúrcal (provincia de Granada), Éibar (Guipuzcoa, País Vasco), Entrena (La Rioja), Escucha (Teruel), Fuensalida (provincia de Toledo, Castilla la Mancha), Los Yébenes (provincia de Toledo, Castilla La Mancha), Montehermoso (Extremadura), Palazuelo de Orbigo (provincia de León), Robledo de Chavela (Madrid), Sax (provincia de Alicante), Serranillos (Avila, Castilla y León), Tapiela (Castilla y León), Tarazona de la Mancha, Valdemorillo (Madrid), Villalobón (provincia de Palencia), Villarrobledo (Albacete, Castilla la Mancha), Zarratón (La Rioja).

   
 

SAN BIAGIO Y ELLA MANÁ

Es reconducido en la Sagrada Escritura en el Libro XVI del éxodo que a los Judíos, atravesando el desierto, después de cuarenta días sin agua y comida, cayó del cielo una comida desconocida milagrosa mandada por su Dios y se dirigieron la pregunta "MÂN HU" "que es eso". De este episodio deriva el Maná, cuya etimología en árabe, MÂNÂH, significa "dar una parte, donar." 

Y así es el regalo del Maná que desatasca de los mármoles y de las columnas de Su trono en el Santuario de San Biagio, un humor ácueo ligeramente teñido de amarillo. 

Este insigne milagro es autenticado por una Burbuja del Papa Piadoso IV, en fecha el 4 de marzo de 1563: "En ecclesia S. Blasii, terrae Maratheae Cassanem Dioecesis, en acá eiusdem S. Blasii Corpus Quotidie Maná scaturiens et continuis coruscam miraculis devotos custoditur." , En la Iglesia de S. Biagio, en tierra de Maratea, diócesis de Invalidan, se custodia devotamente el cuerpo del mismo S. Biagio, chorreante cotidianamente Maná y corruscante de continuos milagros. 

Muchos testimonios son reconducidos y registradas en el archivo parroquial de este extraño fenómeno, en cambio, por mí, describir este acontecimiento siempre es emocionante: es el 13 mayo del 2007, en la Basílica de S. Biagio, y como muchos fieles he hecho la Comunión y, firme delante la urna que contiene los huesos del San, estoy meditando. Sobre la jamba derecha de la puerta de la Capilla del San conocido un relampagueo: toco con el dedo y lo que toque es mojado. Paso la espalda de la mano sobre el mármol: es mojado. Me vuelvo y un primo mío nota mis movimientos y le digo: ¡ES EL MANÁ! De aquel momento, están acerca de las 12:40, de los mármoles de la Capilla y del bajorrelieve de la anunciación mana el Maná. Un escalofrío me atraviesa por el cuerpo: es el fenómeno mucho esperado de todo nosotros Marateoti que representa la presencia viva de nuestro Patrón. La última vez este fenómeno del Maná se ha averiguado el 2 mayo del 1976. Con la poca luz dentro de la iglesia logro sacar algunas fotos para testimoniar el acontecimiento y es la primera vez en la historia a tener una documentación fotográfica del Maná. 

El Cura Don Vincenzo y el sacerdote Don Donato quedan turbados al manifestarse fenómeno: apenas pasan la mano sobre los mármoles o frotan pañuelos, después de un según reaparece el Maná, aflorando del mármol como sudor de la frente del jefe. 

A las horas 16:15 el acontecimiento deja de modo repentino tal como compareció. 

¿Cuál significado asume el Maná por nosotros Marateoti? En el Maná hay San Biagio, es la señal evidente de Su presencia constante y duradera. Desde siempre todos tienen en casa un pañuelo empapado o un frasquito continentes gotas del milagroso líquido: es tener en casa San Biagio como a protegernos de cada mal.

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La fiesta de Sant Blai vista por un Marateoto

Erase un domingo lluvioso de otoño cuando me encontré por primera vez con el Párroco de Bocairent, Don Vicente Estevan, quien venía como peregrino  a la Basílica de San Biagio en Maratea para rezar sobre la urna que guarda el Sagrado Pecho del Santo Taumaturgo de Sebaste. Un encuentro accidental y agradable, una sucesión de correspondencia con e-mails, alguno que otro problemilla para entendernos con el italiano y el español y, finalmente, el viaje a Maratea de los parroquianos de Bocairent, para asistir a la santificación de la Beata Piedad  de la Cruz: después de haber escuchado, por primera vez el Himno a San Blas y el grito de júbilo “Vitol al Patrón San Blai”!, extraño para nosotros, fuimos estremecidos por sentimientos de fe y curiosidad ulteriores; con el apoyo y consideración de nuestros Párroco y  Alcalde empazaba  una relación placentera para hacer gemelos nuestros dos pueblos, Bocairent y Maratea. Nos preguntábamos:  ¿cómo será la fiesta de San Blas en Bocairent? pero nuestra curiosidad tuvo que esperar un año más para ser satisfecha.

La fiesta de San Biagio en Maratea es únicamente una fiesta religiosa que dura una semana entera, desde el primero al segundo domingo de Mayo. La efigie de San Blas, representada por un busto de plata de más de 50 Kgs., se traslada el jueves de la Basílica que se encuentra sobre el monte homónimo, pasando a través de un caminito campestre cortado a pico sobre el mar, a las afueras de Maratea  y aquí se le entrega al Alcalde y a la ciudadanía. Después de la bendición, el Santo es trasladado a la Iglesia de la parroquia y se expone al culto de los creyentes. El sábado siguiente por las calles del Centro Histórico hay una procesión muy característica seguida por un mar de personas y el día siguiente, el segundo domingo de Mayo, San Blas regresa al monte, a la Basílica, y es seguido por una multitud de creyentes. Nuestra “fiesta” en resumidas cuentas es oir a los cantantes o a las Bandas musicales y ver a los espectaculares fuegos artificiales.

¡No es así en Bocairent! ¡Nuestro asombro fue grande!

La fe expresada por toda la ciudadanía es admirable y deja sin comentarios: la participación activa del pueblo entero y ese grito-invocación “Vitol” al Santo en la plaza oscura e iluminada sólo por la luz blanda de miles de velas te hace estremecer y conmover: las reliquias y la estatua atraviesan calles casi desiertas, porque todos los habitantes siguen a la procesión. También ésta es una señal de distinción que hace que Bocairent sea grande.

Pero la maravilla de las maravillas es el desfile de los moros y de los cristianos: las costumbres, la calma, la intensa presencia activa de todos,  la música  y la caminata  solemne  y   majestuosa de los figurantes hacen que la tarde del 2 de Febrero se convierta en algo que no tiene comparación. Es difícil describir lo que se ve: he proyectado las fotografías y las películas de la fiesta en la Asociación Cultural de Maratea despertando incredulidad y maravilla entre los espectadores. No es un desfile sino el  regocijo de la elegancia  y  la  perfección de  los  trajes,  un calidoscopio  chispeante de colores luminosos  y  cequíes;  los  pasos,  movimientos  y las fascinantes danzas de encanto exótico; los pasajes musicales que se siguen uno detrás del otro y que revocan batallas heroicas de hombres y toros, de pueblos conquistados y conquistadores; los carros “guiados”con encanto por capitanes orgullosos  y muchos, muchos niños, figurantes de mañana, que con su alegría y el lanzamiento continuo de papelillos y dulces, se divierten  y aprenden lo que les tocara’ hacer a ellos mañana para seguir una tradición que hace que Bocairent sea grande en el mundo.

¡Quién no ha visto la Fiesta de Sant Blai de Bocairent, nunca ha visto una Fiesta!

   

 

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 Ultimo aggiornamento il 17/04/2016